¿Cómo fijar el momento exacto en que
empieza una historia? Esa pregunta se la hacía Italo Calvino en su novela sobre
el placer de leer novelas “Si una noche
de invierno un viajero”. Para el autor todo ha empezado siempre ya antes,
por ejemplo en la primera línea de la primera página de alguna novela se remite
a algo que ya ha sucedido, o puede que la historia empiece cien páginas más
adelante. Cualquier intento por recortar un trozo de historia siempre lleva
consigo el efecto de cargar en su sombra el peso del pasado. De la misma
manera, una pieza musical nunca es un ser aislado, en el eco de sus melodías
subyacen miles de historias que, de una u otra forma, son parte del infinito
edificio sonoro.
El nuevo disco de Claro de Luna “La Voz Quebrada”,
es un ejemplo de cómo este transitar constante de historias, ese flujo
implacable y sutil, no es una debilidad, sino un sello de humanidad, un
recordatorio de que el principio y el fin son ficciones, una afirmación sobre
la producción artística como algo fluido y contradictorio en lugar de un
armario estable con cajones debidamente identificados.
Tratar de identificar cuáles son las historias que
influyen en la experiencia de “La Voz Quebrada” sería un ejercicio subjetivo
que tiene como objetivo dar una base narrativa a las impresiones que tuve al
escuchar el disco, y decir esto no es explicitar lo obvio, ya que en la arena
de las reseñas musicales, la pretensión de ser objetivo sigue siendo un fetiche
inspirador, y aburrido.
Lo primero que se nota es un cambio sustancial en
el sonido. El disco anterior “Lo Que Ha Sido y Lo Que Será” se caracteriza por
encajar de forma relativamente directa con la estética post-rockera de la
primera década del siglo XXI; esto es guitarras con textura, pasajes
ambientales, crescendos, dinámicas de baja y alta intensidad, uso de vocales
que en lugar de impugnar la designación ‘instrumental’, la afirmaba. Y aunque varios de esos elementos se pueden
hallar en “La Voz Quebrada”, la forma en que interactúan entre sí propicia la
creación de una estética sonora diferente. No creo que sea muy importante afirmar
que este es un disco de ‘post rock’ o de ‘rock progresivo instrumental’, me
parece más valioso manifestar que las historias de “Lo Que Ha Sido” no son las
historias de “La Voz Quebrada”, no obstante todas forman parte del mismo flujo.
El disco empieza precipitadamente con 'Signato',
casi como si fuera la continuación de una historia que ya se venía
desarrollando desde mucho antes, fuera de las fronteras del disco. Signato es
un verbo en latín que quiere decir signar, y se podría argumentar que por
encontrarse de primera su objetivo es ponerle una firma al disco, una manera de
estampar en el oyente las expectativas sobre lo que viene. ¿Qué es lo que viene?,
una serie de canciones que se caracterizan de manera general por ser directas,
con una serie de técnicas que a largo plazo pueden llegar a ser repetitivas,
pero que con una mirada más detallada revelan elementos particulares.
El trabajo en las vocales es bastante notable, ya
desde el disco pasado, en canciones como ‘Luces del Cielo’ y ‘Perpetuo’ se
había manifestado el gusto de Claro de Luna por utilizar este tipo de
herramientas como manera de darle textura a las canciones, sin embargo en “La
Voz Quebrada”, más que una herramienta, es uno de los puntos focales de toda la
narrativa. Además de las guitarras, que cabe resaltar manifiestan una cierta
madurez en relación al disco anterior, se pone en evidencia el uso de más
instrumentos como el cello (Desfase), la flauta (Entre Líneas, La Otra Verdad,
La Voz Quebrada) el saxofón (El Mascarero) y otros sonidos electrónicos. Todos estos elementos dinamizan la
estética musical de Claro de Luna, sin llegar a opacar la narrativa principal,
cualquiera que esta sea.
Conceptualmente el disco está basado en la idea de
que entre todos nosotros existen obstáculos que no permiten que el proceso
comunicativo se lleve a cabo de manera adecuada; las malinterpretaciones, la
parcialidad de la industria mediática y la falta de contexto son causa y efecto
de esta problemática. En ese sentido, para el artista, la voz quebrada es una
metáfora para ese mensaje que queremos comunicar pero que debido a una serie de
factores, se quiebra, se deforma y eventualmente pierde su significado
original. En el hermoso arte de la portada se muestra a una paloma, símbolo
universal de la paz, seccionada (¿quebrada?) por trazos azules. En el contexto
costarricense, e incluso mundial, el discurso sobre la paz muchas veces se ha
visto trastocado, manipulado y seccionado para servir a intereses que, en última
instancia, son todo menos pacíficos. Tal vez la historia de Claro de Luna es
también nuestra historia, la historia de la frustración ante la demagogia
política, la hipocresía y los falsos discursos, una(s) historia(s) que tiene un
pasado y que lamentablemente tiene un futuro.
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El disco se puede adquirir en formato físico o digital en el siguiente enlace: