10/23/11

Nils Frahm - Felt


Cuenta la leyenda que en los albores de la Segunda Guerra Mundial, el gran artista alemán Joseph Beuys tuvo un accidente aéreo en Crimea y fue rescatado por tribus nómadas tártaras; quienes al simpatizar con el herido, usaron grasa y fieltro para cubrir el cuerpo del artista y protegerlo del frío invernal. Mitad realidad, mitad sueño, e independientemente de la veracidad de la historia, lo cierto es que ese episodio tuvo gran influencia en el trabajo de Beuys. 30 años después vería la luz el Traje de Fieltro (1970). Esta obra de arte conceptual pretendía dar la idea de defensa frente a las amenazas externas “una armadura contemporánea hecha de tejidos humildes”.

El fieltro no es solo uno de los materiales más viejos usados por el ser humano, es también una idea, y cuando esa idea es aplicada en ámbitos creativos como la música el resultado puede ser inesperado. En el caso de Beuys, la naturaleza del material le permitió reproducir su obra de arte repetidas veces, en el caso de Nils Frahm, las múltiples capas que componen el aspecto tangible de la tela terminaron siendo una metáfora accidental de las composiciones en este, su nuevo disco.

Nils Frahm es un pianista y compositor contemporáneo que me hipnotizó en el 2009 con su disco “The Bells”. En aquel tiempo me hice adicto al aspecto minimalista y delicado de las canciones de Frahm, no eran virtuosas, muchas de ellas consistían en el golpeteo constante de una tecla con mínimas variaciones en la melodía, en otras los dedos se concentraban en las teclas graves, sobreponiéndose y creando atmosferas lúgubres pero que de alguna manera no sonarían fuera de lugar en una Iglesia. Sin lugar a dudas Frahm creó su propio nicho dentro del cada vez más excitante género de música clásica contemporánea. Desde entonces ha sacado dos excelentes discos en colaboración (Anne Müller & F.S.Blumm) que mostraron aspectos novedosos en la capacidad de composición e innovación del pianista; sin embargo para mí ya era necesario escuchar una nueva producción en solitario, sentía curiosidad ver qué nuevo desarrollo en la estética musical, que narrativa iba a presentar Frahm, y yo no era el único.


Felt es un disco diferente a The Bells en muchos sentidos, mientras que en el segundo predominaban las melodías delicadas, abundaban momentos de grandiosidad melódica, era solo cuestión de subir el volumen y usar un buen par de audífonos para sumergirse de lleno en el paisaje musical de Frahm. En Felt la atmósfera solo se puede describir de una manera: íntima. Su naturaleza es rústica, áspera en los bordes, no pretende ser perfecta y más bien abraza los sonidos ajenos, como el crujir del piso de madera en el apartamento del pianista, los carraspeos en la garganta, los suspiros sigilosos, los murmullos de personas hablando en el pasillo, los crujidos involuntarios del piano.

El título del disco tiene un origen utilitario; Frahm tiene una tendencia a tocar en la noche, pero con el fin de no molestar a sus vecinos (¿qué clase de vecino podría quejarse de tener a semejante músico viviendo al lado?) decidió forrar los tambores de su piano con fieltro; el resultado fue que cada vez que el tambor de la tecla golpeaba el sonido era sordo, sometido, plano e increíblemente seductor. Unos cuantos micrófonos colocados dentro del instrumento fueron la adición perfecta para lograr captar las melodías desde una nueva perspectiva. El disco se siente como si estuviéramos en el cuarto con Frahm, sentados en el piso, tratando de no hacer ruido para evitar despertar a los vecinos mientras tomamos vino y conversamos con el piano, este nos habla con tonos suaves y nosotros con silencio.

No voy a hablar de canciones individuales porque honestamente no tendría sentido, al igual que las múltiples capas del fieltro, este disco es una entidad que necesitar ser experimentada en su integridad para realmente ser apreciado. Además de las melodías del piano también hay sintetizadores (More), drones que simulan el sonido de la lluvia (Less), silbidos de un instrumento de viento que no logro descifrar (Unter & Old Thought) y todo un agregado de sonidos mundanos que ya mencioné antes.

Felt es un disco suave, íntimo, personal, con una narrativa que calza perfectamente con días donde las tardes se van rápidamente y las noches se prologan indefinidamente, es un disco de muebles polvorientos, de bodegas, sótanos y áticos iluminados por la sinuosa llama de una candela; y de la misma manera que el fieltro le salvó la vida a Joseph Beuys al proporcionarle calor y seguridad en sus sueños de guerra, yo me pongo mis audífonos y dejo que Frahm me introduzca en el interior de su piano donde puedo escucharlo todo sin tener que decir nada.