10/23/11

Nils Frahm - Felt


Cuenta la leyenda que en los albores de la Segunda Guerra Mundial, el gran artista alemán Joseph Beuys tuvo un accidente aéreo en Crimea y fue rescatado por tribus nómadas tártaras; quienes al simpatizar con el herido, usaron grasa y fieltro para cubrir el cuerpo del artista y protegerlo del frío invernal. Mitad realidad, mitad sueño, e independientemente de la veracidad de la historia, lo cierto es que ese episodio tuvo gran influencia en el trabajo de Beuys. 30 años después vería la luz el Traje de Fieltro (1970). Esta obra de arte conceptual pretendía dar la idea de defensa frente a las amenazas externas “una armadura contemporánea hecha de tejidos humildes”.

El fieltro no es solo uno de los materiales más viejos usados por el ser humano, es también una idea, y cuando esa idea es aplicada en ámbitos creativos como la música el resultado puede ser inesperado. En el caso de Beuys, la naturaleza del material le permitió reproducir su obra de arte repetidas veces, en el caso de Nils Frahm, las múltiples capas que componen el aspecto tangible de la tela terminaron siendo una metáfora accidental de las composiciones en este, su nuevo disco.

Nils Frahm es un pianista y compositor contemporáneo que me hipnotizó en el 2009 con su disco “The Bells”. En aquel tiempo me hice adicto al aspecto minimalista y delicado de las canciones de Frahm, no eran virtuosas, muchas de ellas consistían en el golpeteo constante de una tecla con mínimas variaciones en la melodía, en otras los dedos se concentraban en las teclas graves, sobreponiéndose y creando atmosferas lúgubres pero que de alguna manera no sonarían fuera de lugar en una Iglesia. Sin lugar a dudas Frahm creó su propio nicho dentro del cada vez más excitante género de música clásica contemporánea. Desde entonces ha sacado dos excelentes discos en colaboración (Anne Müller & F.S.Blumm) que mostraron aspectos novedosos en la capacidad de composición e innovación del pianista; sin embargo para mí ya era necesario escuchar una nueva producción en solitario, sentía curiosidad ver qué nuevo desarrollo en la estética musical, que narrativa iba a presentar Frahm, y yo no era el único.


Felt es un disco diferente a The Bells en muchos sentidos, mientras que en el segundo predominaban las melodías delicadas, abundaban momentos de grandiosidad melódica, era solo cuestión de subir el volumen y usar un buen par de audífonos para sumergirse de lleno en el paisaje musical de Frahm. En Felt la atmósfera solo se puede describir de una manera: íntima. Su naturaleza es rústica, áspera en los bordes, no pretende ser perfecta y más bien abraza los sonidos ajenos, como el crujir del piso de madera en el apartamento del pianista, los carraspeos en la garganta, los suspiros sigilosos, los murmullos de personas hablando en el pasillo, los crujidos involuntarios del piano.

El título del disco tiene un origen utilitario; Frahm tiene una tendencia a tocar en la noche, pero con el fin de no molestar a sus vecinos (¿qué clase de vecino podría quejarse de tener a semejante músico viviendo al lado?) decidió forrar los tambores de su piano con fieltro; el resultado fue que cada vez que el tambor de la tecla golpeaba el sonido era sordo, sometido, plano e increíblemente seductor. Unos cuantos micrófonos colocados dentro del instrumento fueron la adición perfecta para lograr captar las melodías desde una nueva perspectiva. El disco se siente como si estuviéramos en el cuarto con Frahm, sentados en el piso, tratando de no hacer ruido para evitar despertar a los vecinos mientras tomamos vino y conversamos con el piano, este nos habla con tonos suaves y nosotros con silencio.

No voy a hablar de canciones individuales porque honestamente no tendría sentido, al igual que las múltiples capas del fieltro, este disco es una entidad que necesitar ser experimentada en su integridad para realmente ser apreciado. Además de las melodías del piano también hay sintetizadores (More), drones que simulan el sonido de la lluvia (Less), silbidos de un instrumento de viento que no logro descifrar (Unter & Old Thought) y todo un agregado de sonidos mundanos que ya mencioné antes.

Felt es un disco suave, íntimo, personal, con una narrativa que calza perfectamente con días donde las tardes se van rápidamente y las noches se prologan indefinidamente, es un disco de muebles polvorientos, de bodegas, sótanos y áticos iluminados por la sinuosa llama de una candela; y de la misma manera que el fieltro le salvó la vida a Joseph Beuys al proporcionarle calor y seguridad en sus sueños de guerra, yo me pongo mis audífonos y dejo que Frahm me introduzca en el interior de su piano donde puedo escucharlo todo sin tener que decir nada.

9/14/11

A Winged Victory for the Sullen - A Winged Victory for the Sullen


A Winged Victory for the Sullen, ¿qué clase de título es ese? No planteo la pregunta de manera despectiva, ya muchos pixeles se han dedicado a explicar la hilaridad que induce la preponderancia en el mundo de la música instrumental de títulos largos, pretenciosos y llenos de palabras complicadas. Desde mi acantilado esta cuasi-tradición nunca me ha molestado, y al contrario, me parece casi que un elemento idiosincrático y hasta cierto punto, simpático. Al final de cuentas lo que importa es la música y es por eso que estamos aquí, al borde del precipicio, observando al océano, escuchando como las olas chocan en las piedras.

No sé, tal vez sea un estereotipo, pero cada vez que pienso en acantilados me sumerjo en un paisaje gris y sombrío, un poco de neblina asentándose, las luces lejanas de un faro marcando el pulso del tiempo, una brisa invernal y ya tenemos todos los factores para un disco de ambient perfecto. Pero A Winged Victory for the Sullen va más allá de la mera contemplación, los dos miembros de este proyecto no están tirando sus melodías al fondo del despeñadero (que cuando se hace de manera elegante, no tiene nada de reprochable) sino que las están elevando hacia el cielo, les están dando alas y están buscando ganarle la partida a la melancolía, el albatros de la victoria asciende hacia las nubes, y con él, los recuerdos se vuelven menos pesados.

Cuando escuché la noticia de que Adam Wiltzie (mitad del que es probablemente el proyecto de música ambient más emblemático de la última década, Stars of the Lid) y Dustin OʼHalloran (uno de mis pianistas favoritos y parte esencial de la movida clásica contemporánea) estaban trabajando juntos en un proyecto, no pude evitar emocionarme de sobremanera. Lanzado por Kranky en Estados Unidos y Erased Tapes de manera internacional, con invitados del calibre de Hildur Gudnadottir en el cello y Peter Broderick en el violín, AWVFTS construyó expectativas estratosféricas. Resultado: expectativas satisfechas.


Ahora intentemos describir la música antes de que las victorias aladas se disipen en el horizonte; el contexto: el atardecer. Menciono que la estética sonora es exactamente lo que me esperaba, las melodías delicadas, pacientes y polvorientas de OʼHalloran son el cuerpo y la raíz, mientras que los drones incorpóreos de Wiltzie son el alma y la sangre, uno terrenal y el otro espiritual, ambos simbióticos, ambos colisionando en los espacios de silencio articulado.

La primera canción “We Played Some Open Chords and Rejoiced, For the Earth Had Circled the Sun Yet Another Year” firma con una escritura fantasmal el sonido característico de todo el disco, el piano toma la delantera y el eco de las teclas resuena, reverbera con el lienzo abstracto que pinta Wiltzie en el fondo, el ritmo es pausado y ligero; a pesar de las amenazantes piedras en el despeñadero, parece que flotamos, nuestros movimientos se vuelven dóciles, la ocasional intervención del cello y el violín es más que bienvenida como discretos rayos de sol que logran escapar del velo nuboso. “Requiem for the Static King” está dividido en dos partes, la primera funciona como un preámbulo fúnebre a través del hermoso trabajo de cuerdas, para darle paso a la segunda parte, una de las piezas centrales del disco. El rey estático en cuestión es Mark Linkou, también conocido por su pseudónimo musical Sparklehorse, quien murió hace poco y tenía una estrecha relación con ambos miembros. Su memoria es elevada y su recuerdo queda impregnado en el lienzo.

Nuestro punto de vista ahora le da la espalda al océano, intentamos observar que hay tierra adentro; piedras y humedad, tanta humedad que las teclas del piano adquieren un sonido distinto, como si cada vez que son presionadas algo en ellas muriera para siempre, “Minuet for a Cheap Piano Number Two” empieza y en sus 3 minutos de duración logra convertirse en la pieza más accesible del disco. Más allá de la humedad, montañas, empinadas, “Steep Hills of Vicodin Tears” continúa con nuestra narrativa y su elegancia es como un narcótico, el cello nos habla, nos invita a escalar, a poner nuestra bandera en la cima de la colina, pero somos incorpóreos y nos limitamos a contemplar y a llorar.

Contexto: el sol está a punto de ponerse, dejamos atrás a las montañas, la calma reina en el agua a nuestros pies, el piano recobra su antiguo esplendor, poco a poco el calor entra en nuestro cuerpo, ya no somos aire; tenemos peso. La superficie del lienzo está casi llena, terminamos de la misma manera que empezamos, con una melodía de piano suspendida sobre una base de amplias pinceladas de ambient.

OʼHalloran y Wiltzie han logrado algo espectacular aquí, crearon un disco emotivo y personal, las melodías son íntimas y discretas pero se contraponen con un territorio vasto y majestuoso. Las siete composiciones son un testamento no solo de la melancolía, sino de la reafirmación de la vida; a pesar de que la mortalidad está presente de manera directa en el concepto del disco, es la vida, es el recuerdo hosco y sombrío el que eventualmente desarrollará alas, se elevará y se perderá en el horizonte. En los últimos minutos del disco escuchamos el trinar lejano de pájaros, nuestro albatros victorioso vuela sobre los expirantes rayos del sol y se pierde en el horizonte, fijamos nuestra mirada en el lienzo y está en blanco.

7/20/11

Lüüp - Meadow Rituals


Past the pine woods, after dark, sings a lonely meadowlark
of horse hearts racing through the sky in a line like flying geese

Con esas imágenes pastorales y sombrías inicia Meadow Rituals, segundo álbum de Lüüp, un impresionante colectivo de 19 músicos liderados por el flautista griego Stelios Romaliadis. Con miembros provenientes de Chipre, el Reino Unido, Suecia y Grecia, estamos ante un proyecto compuesto de múltiples mosaicos musicales y culturales; y aunque en una primera escuchada el disco puede sonar algo disperso y contrastante, eventualmente se evidencia una coherencia tanto en la instrumentación como en el concepto. En Meadow Rituals podemos escuchar flauta, harpa, violín, guitarras acústica y eléctrica, balalaica, clarinete, cello, doble bajo, saxofón, mellotrón, piano, fagot, oboe, cítara, campanas y viola.

Aunque Lüüp no es el primer grupo en hacer uso de la naturaleza como el eje temático que une a las composiciones, la absoluta perfección de las melodías, la nitidez en la producción, el uso domado de los muchos instrumentos, la introducción clave de vocales, y en general la ambigüedad en cuanto a celebración de la naturaleza y/o un miedo innato hacia su melancólico dominio hacen de este disco uno de los ejemplos más sobresalientes dentro de esta estética musical.

Tanto el título del disco como el de las canciones evocan paisajes rurales que convergen en un estado ideal del hombre, en completa libertad para expresar los más profundos y arcanos secretos del alma. La música aquí es sumamente ritualista, la atmosfera es mística y esotérica, son las melodías que podrían musicalizar una historia clásica de la mitología antigua. El colectivo aborda el tema de la relación, cada vez más abismal, entre el hombre y la naturaleza, las 8 canciones están dispuestas para permitir la reflexión.

Tratar de catalogar al colectivo dentro de un género sería un ejercicio inútil, y tal vez esa sea una de las razones por las que este disco ha pasado desapercibido por tantas personas, Lüüp se introduce en las armonías del folk, se baña en las mareas de la música clásica contemporánea, juega ambivalentemente con la electrónica, colabora con al menos 4 vocalistas diferentes cuyos rangos y tonalidades son bastantes diferentes. A lo que quiero llegar es que este proyecto no tiene una etiqueta musical que englobe la ruta llena de desvíos que toman los músicos, no hay un mapa del prado, la naturaleza no es unidimensional, la naturaleza no siempre es apacible, puede llegar a matar; para mí la estética “dispar” entre las canciones hace de la experiencia de escuchar este disco algo sumamente gratificante.


El disco empieza de manera elegante con Horse Heart, unos primitivos golpes de bajo introducen le bella voz de Lisa Isaksson, la guitarra acústica acentúa la atmósfera mientras que la flauta se queda en el fondo como un espectador secundario pero imprescindible. El cello a la mitad de la canción engrandece el ritmo de manera majestuosa, ya entramos al bosque, los árboles nos dan la bienvenida pero los pocos rayos de sol se difuminan cada vez más entre el follaje, la oscuridad empieza a hacerse patente. No me atrevo a decir con total seguridad la cantidad de instrumentos que se escuchan en esta pieza, aunque si no me equivoco también hay un harpa tocando sutilmente.

Taurokathapsia empieza con un cello fuerte, la flauta y el clarinete adquieren un papel protagónico en esta pieza. De pronto un violín entra en escena y empieza a dialogar con el cello, el juego de armonías es simplemente maravilloso, la manera en que los instrumentos de viento se complementan con las cuerdas es algo fascinante. En Cream Sky se hace tangible el genio de Romaliadis para manipular la flauta, lastimosamente un instrumento muchas veces relegado de la música popular, el juego entre las dos flautas, una de ellas manipulada electrónicamente es increíble, la voz en esta canción es más prominente y al final se escucha un loop de chasquidos de dedos.

Spiraling es la pieza más larga del disco y su tono es bastante nostálgico, en Roots Growth escuchamos un saxofón errante, esta canción tiene una cierta cualidad de jazz que contrasta con todo el disco, la flauta y el saxofón entablan una conversación intrigante y la batería marca el ritmo, estas melodías no sonarían fuera de lugar en un escenario iluminado por candelas bajo una densa nube de tabaco. See You In Me tiene un juego casi chamánico de voces, hay ruidos en cada sombra, la atmosfera es amenazante a primera vista pero mientras van cayendo las capas nos acercamos a un claro en el bosque.

Ritual Of Apollo & Dionysus tiene la estructura de “música clásica” más palpable y a mi gusto es uno de los puntos altos del disco, en el último minuto un trío de instrumentos de viento crean una armonía traviesa que termina tan abruptamente como empezó. Northern Lights en la última canción y que mejor conclusión que poner al instrumento estrella, la flauta, otra vez como personaje principal; nos hemos acostado en el centro del claro del bosque, miramos hacia las estrellas y pensamos que si estas salieran solo una vez al año, pasaríamos despiertos toda la noche para verlas.

7/12/11

Sam Amidon - I See The Sign

How come that blood all over your shirt?


Es hora de hablar de uno de los discos que más me ha impactado en los últimos meses, a pesar de que Sam Amidon lanzó este, su cuarto álbum, el año pasado, fue hasta hace poco que tuve contacto con su música. Miembro de una de las mejores disqueras de Islandia,Amidon no es solo un talentoso multi-instrumentalista, es también un gran relator de historias, cualidad que le queda como un guante considerando que su música a grandes rasgos es parte del folk contemporáneo, género que ha sido llevado a nuevos niveles de popularidad por personas como Sujfan Stevens.

Sam ha estado expuesto al universo musical desde su nacimiento, hijo de músicos profesionales, desde pequeño se sentaba con su familia a escuchar discos, no solo con el objetivo de disfrutarlos, sino también para analizarlos, criticarlos y discutir acerca de melodías particulares; el contexto familiar es importante de considerar ya que afectó de manera directa la fascinación de Amidon con las canciones populares del Sur estadounidense, principalmente las pertenecientes a la cultura apalache. Banjo, violín y guitarra, definitivamente el crecer en un ambiente creativo lleno de musicalidad juega un papel preponderante en el desarrollo de músicos tan talentosos.

¿Cuál es la esencia del folk? Para muchas personas la raíz está en el sonido, independientemente del origen de la canción, lo que distingue al folk es la instrumentación. Para Amidon es diferente y esa es una de las razones por las que admiro tanto su obra. Él tiene la habilidad de destapar las capas de la historia musical de una pieza particular con el fin de descubrir su identidad verdadera; modificando canciones estadounidenses tradicionales, baladas sobre asesinatos, cuentos populares retorcidos y canciones de niños; el folk propuesto por Sam se materializa en esas viejas historias que nadie conoce, que no tienen autor, que son anónimas y por ende universales.

Para entender mejor este punto tal vez sea útil hacer una comparación entre un cover normal y una interpretación de una canción popular, en el primer caso el artista toma la composición y las letras de otro de manera completa, en el segundo caso, una canción popular es creada y re-creada a lo largo del tiempo por muchas personas, no pertenece realmente a nadie, la peculiaridad y el genio de Amidon radican en la forma en que reinterpreta, cambia y actualiza estas canciones, ya sea modificando la manera de cantarlas, introduciendo arreglos electrónicos u orquestales.


Amidon es un artista que, cuando se presenta en vivo, adquiere diversas personalidades. Un día puede estar tocando en el Carnegie Hall de Nueva York con una orquesta acompañando sus canciones, y al día siguiente puede aparecer en un bar tocando banjo acompañado por solo un percusionista. Esto lo menciono porque en el disco se puede notar esa versatilidad, en “I See The Sign” Amidon cuenta con la colaboración de una serie de artistas realmente envidiable, desde Nico Muhly en los arreglos de cuerdas, viento y piano, Valgeir Sigurðsson encargándose de la producción y masterización, hasta Beth Orton como vocal invitada en algunas canciones. La raíz del sonido es la voz de Sam, la cual no es elegante pero cuyo tono se acopla perfectamente con la estética musical, incluso su voz puede llegar a sonar muy sometida en ocasiones, lo cual no es una debilidad: este es uno de esos casos peculiares donde las alteraciones en el tono de la voz interferirían con la narrativa.

Me encantaría entrar en detalle con las 11 canciones que componen el disco, y de hecho busqué información de cada una de ellas ya que me interesaba conocer su origen, su historia. No logré encontrar datos sobre todas ellas pero creo que logré recopilar un poco de información interesante, la mayoría son canciones tradicionales de los Apalaches estadounidenses, a excepción de “Relief” la cual es un cover de R. Kelly.

How come that blood” es una de mis favoritas, un increíble bajo eléctrico marca el tempo, lo acompaña un piano eufórico muy al estilo de Nico Muhly, la instrumentación se ve alzada por cuerdas. La pieza está basada en una historia popular acerca de un hombre que asesina a su hermano y es cuestionado por su madre, al final el hombre termina huyendo del país en un barco junto a su esposa, dejando a sus hijos atrás. “Way Go Lily” es una canción bastante serena, la guitarra es etérea y el juego de voces es excelente, aparentemente la letra es de un juego popular infantil de los estados del Sur.


You Better Mind” es una vieja pieza de góspel (en youtube se pueden observar versiones de algunos coros adventistas). La canción es original de las Islas del mar de Georgia, el hogar de una comunidad negra muy autónoma, ahí las cosas eran un poco más separadas que en EE.UU. continental donde diferentes tipos de música pasaron a través de distintas razas y mezclas, en estas islas la reclusión permitió el surgimiento de canciones muy particulares, allí los esclavizados africanos solían aceptar el cristianismo debido a que Jesús era declarado como una garantía contra todo daño y peligro, y ese aspecto de espiritualidad y miedo hacia el juicio final se evidencia en las letras. Amidon es acompañado de Beth Orton, las dos voces se complementan perfectamente y la percusión tiene una presencia más notable.

I See The Sign” es un disco accesible, agradable, fácil de escuchar y disfrutable en muchos niveles. En mi opinión su éxito radica en la fluidez con la que logra reinterpretar viejas canciones populares de una manera que no suenan a piezas de museo, sino que tienen un carácter contemporáneo, eterno. A pesar de que la instrumentación es bastante amplia y diversa, nunca eclipsa la melodía principal, es decir, la voz de Sam y su guitarra, violín o banjo siempre son el aspecto central de todas las canciones.

7/10/11

Mihai Edrisch - Un Jour Sans Lendemain

"roi d'un paradis toujours un peu trop lointain"


Para el buen observador, será evidente que el título de este disco es el mismo que el de mi blog, y no es coincidencia ya que en muchos sentidos esta obra maestra de screamo francés ha sido una de mis mayores influencias musicales y personales. El ciclo de la vida es un concepto hartamente usado en las arenas creativas, la vida es la experiencia inmediata de cualquier persona, sin embargo enmarcar esa experiencia en una expresión artística no es tarea fácil, y aunque los intentos abundan, son contadas las veces en donde el resultado final logra con éxito ser un reflejo tangible y coherente de la complejidad humana.

« Je découvre peu à peu le plaisir de la solitude, le parfum des pensées, le goût de la dépendance »

Mihai Edrisch es una banda proveniente de Lyon, su sonido implacable es característico del screamo europeo que emergió con fuerza a inicios del siglo XXI, este fue su segundo y último disco, lanzado en el 2005, un año después el grupo se desintegró y sus integrantes pasaron a formar parte de proyectos como Celeste y Daïtro. A pesar de su corta vida, la sombra de su influencia todavía se dibuja en proyectos contemporáneos, y las letras que mueven la narrativa hacia adelante siguen siendo, desde mi perspectiva, unas de las más majestuosamente negativas de la música en general.

« Je t'en prie, laisse moi mourir s'il te plait, je t'en supplie, laisse moi mourir en paix »

Un Jour Sans Lendemain es un disco de emociones fuertes, directas y sin compromisos, los intensos sentimientos crecen dramáticamente en tamaño en cortos periodos de tiempo; el tempo es caótico y frenético, la Intro, el Interlude y el Outro dan un respiro a la pasión desbordada de los integrantes, los cuales se encuentren en un nivel increíblemente alto de técnica musical, la batería es precisa, las melodías de guitarras son implacables y el bajo es la goma que une al edificio sonoro. El grado de intensidad al que se puede llegar es a veces sobrecogedor, y aunque el oyente no entienda francés los gritos del cantante hablan un idioma de desesperación y esperanza universalmente entendible.

« Chaque jour qui passait le temps se blessait, chaque jour de plus le temps m’achevait, et j’espérais toujours qu’un jour pour moi le temps s’arrêterait »

Conceptualmente el disco se divide en 12 canciones, de las cuales 10 llevan por título verbos infinitivos. Estos verbos reflejan de manera general el ciclo de vida, desde nacer, amar, sufrir hasta finalmente morir; la atmósfera es oscura y la perspectiva es fatalista. Todo empieza con latidos de corazón, el nacimiento de una persona aquí es un evento violento y traumatizante, y los escasos segundos de la Intro nos preparan para el inicio de lo que será un camino lleno de desilusiones, preguntas sin respuesta, negación y esperanza momentánea.

Sería muy fácil decir que es un disco depresivo, una mirada de cerca a las letras da cuenta de que, a pesar de que el protagonista parecer ir cayendo más y más fondo dentro de la oscuridad de sus emociones, parece haber un mínimo de resistencia, la cual eventualmente termina subyugada bajo el peso aplastante del negro manto lívido

« Je cherche mon bonheur, je ne trouve que ce miroir, je n'y trouve que mon malheur »

La portada muestra un árbol con una cuerda colgando de una rama, en el Outro del disco se escucha una leve y nostálgica melodía de piano, se percibe la lluvia caer, el futuro parece incierto, las gotas pasan a un segundo plano y el piano parece traer algo de paz, el viento sopla, se oye el crujir de madera, como si alguien estuviera caminando sobre una silla, en los últimos segundos se escucha un golpe en seco, como si la silla hubiera caído al suelo súbitamente, y luego, silencio.

Comme une dernière image, celle que je veux peut être garder de nous, je serai là, pour toujours, suspendu à tes lèvres »

5/22/11

EUS - Tras el Horizonte


EUS es uno de los proyectos de José Acuña, hace unos meses escribí algo sobre su disco debut bajo el apelativo de Claro de Luna. Tras el Horizonte es el cuarto disco de EUS y representa un paso adelante en la evolución musical que José ha venido evidenciando desde su primer disco Última Inhalación, aquí vemos reunidos varios de los elementos que a lo largo del último año han establecido a EUS como uno de los proyectos más interesante en el campo latinoamericano de la música ambient y drone. En un país como Costa Rica, la representación de este estilo musical es prácticamente nula, sin embargo esto es escasamente una excepción, en un nivel más general cuando un oyente entusiasta de este tipo de sonidos trata de explicarlos, el resultado se traduce la mayoría de las veces en miradas en blanco – “este si bueno es como una melodía abstracta que SE REPITE durante TODA la canción, con cambios muy sutiles pero que en realidad funcionan para acentuar el carácter hipnótico de la atmosfera que se pretende crear” – “¿Qué?

Por lo mismo, al hacer una reseña sobre un disco de este tipo, las cuestiones musicales palidecen ante la imagen mayor, es decir, la narrativa. Solo existen unas cuantas formas limitadas de describir musicalmente toda la experiencia que conlleva sentarse y escuchar atentamente un disco de drone/ambient, pero esa aparente “limitación” es solo una cuestión menor. Al menos para mí, es exactamente esta estética musical la que más me hipnotiza, puedo cerrar mis ojos y crear mi propia historia y posiblemente mi experiencia sea completamente diferente a la de usted, la riqueza de subjetividades se ve definida a partir del número de personas que escuchen el disco.

Tras el Horizonte denota un objetivo, algo que se quiere alcanzar, un ideal. El horizonte como tal puede ser una metáfora para muchas cosas, la inmensidad, la lejanía, la certidumbre y dependencia hacia un ciclo marcado por el día a día, el horizonte define nuestras rutinas, sale el sol y todo comienza de nuevo.

I

El disco empieza con Albora, unas pulsaciones marcan el ritmo para luego ser dominadas por capas de guitarra que se desarrollan con velocidad, su sonido imita el de una gota de agua que en cuestión de segundos se transforma en una cabeza de agua para terminar en una catarata, la pulsación se va haciendo menos tenue y un silbido de sintetizador se repite bajo el chorro líquido, es un eco que lleva la canción hacia adelante y complementa la atmósfera de repetición creada por la guitarra. Albora funciona como una alusión al amanecer, es el inicio de un ciclo, el horizonte oscuro empieza a ser bañado por los primeros rayos del sol.

II

La oscuridad le da paso a la luz, la cual al tocar el suelo exhibe un camino, todavía quedan remanentes del aire frío que se han acumulado durante la noche lluviosa, el suelo está mojado, el camino apenas distinguible se dibuja como un trayecto incierto, los drones en esta segunda pieza crean una atmósfera de expectativa, me recuerdan al trabajo de Tim Hecker circa 2009 con su sonido conceptual basado en la geografía, cuyo carácter masivo tiene la capacidad de dibujar montañas a partir del ruido. La canción avanza imperceptiblemente, el sol empieza a calentar el cuerpo, finalizando el minuto 6 se escuchan toques fugaces de guitarra los cuales disminuyen el nivel de abstracción de la pieza para llevarla a terreno sólido, para luego asentarse y desaparecer gradualmente.

III

Transparencia es una canción muy al estilo de Stars Of The Lid pero en un nivel menos minimalista, los bellos sonidos acentúan el carácter de grandiosidad de la pieza, no se está apuntando hacia el suelo, el camino ya quedó atrás, ahora las manos apuntan hacia el cielo, hacia el sol, las nubes se han mudado a otro lado. En el minuto 6 se evidencian los perenes toques de guitarra, es la misma técnica utilizada en la canción anterior, creación de atmósfera a partir de drones y sonidos de sintetizador, evocar un sentimiento a partir de abstracciones sonoras para luego aterrizar y llevar la pieza a su conclusión con toques de guitarra que le dan ese carácter terrenal, permitiéndole a las melodías el quedarse ancladas de alguna manera a los audífonos y no divagar por siempre.

IV

Tiempo Muerto es un concepto que yo usaría para esos momentos desperdiciados, o esos momentos que inevitablemente deben ser utilizados en preparación para lograr un objetivo pero que por sí solos no constituyen algo significativo, sin embargo y dichosamente en Tras el Horizonte esta concepción no aplica, en realidad la pieza es la más oscura de todo el disco, los sonidos se construyen como si estuvieran bajo el agua, como si trataran de decir algo importante pero la opresiva distorsión convierte sus mensajes en ecos de claustrofobia. Esta es una de las características que mas me llaman la atención de EUS (y Claro de Luna). Su capacidad de jugar en un mismo disco con atmósfera de gran belleza y celebración junto a composiciones de carácter más oscuro y lograrlo de una forma que no suena forzado, sino como el estado natural de la composición.

V

Erosión, el día avanza, la degradación es un constante de la existencia, a medida que envejecemos nuestra piel empieza a llenarse de huecos, imperceptibles individualmente, pero que tomados en un conjunto se muestran claros. La tierra se erosiona, el paso de nuestra vida deja sus marcas y de la misma manera que la inocencia se va diluyendo, nos hacemos más cínicos, más terrenales, dejamos de apreciar el silencio y le huimos. La estructura de la pieza funciona exactamente de la misma manera que el proceso geográfico de su título, una atmósfera de drones constituye el agente dinámico que transporta y acumula sonidos mientras avanza.

VI

Manos Frías es la pieza más corta del disco, el horizonte está a punto de finalizar un ciclo de luz, los rayos del sol han cambiado de dirección con el paso del tiempo y una vez llegadas las últimas horas del día, el frío empieza a entrar en la atmósfera, el camino recorrido ha sido uno de contrastes, momentos de felicidad junto a momentos de monotonía, hemos envejecido y las manos que antes se alzaban para saludar al sol ahora están frías, las metemos en los bolsillos pero en realidad esa es solo una excusa para seguir caminando. La canción es el perfecto preámbulo para el plato fuerte del disco, una melodía de piano en los últimos segundos expone un paisaje de nostalgia.

VII

Disolvernos en el Espacio es un título ambicioso, es la canción más larga, duplica en duración a cualquiera de las otras piezas. Un sonido austero y agrietado marca la pauta de los casi 14 minutos, no estoy seguro pero una de las bases sonoras suena casi como un órgano de Iglesia en el fondo, aparecen murmullos ininteligibles (los cuales me recuerdan a Duisternis donde la respiración y los suspiros daban un carácter orgánico a las canciones, casi como si la presencia de una acción meramente humana cambiara totalmente la estética del sonido). A partir del minuto 8 la atmósfera da un giro hacia paisajes más simples y tranquilos, en el minuto 10 la guitarra hace su aparición de manera más clara siempre manteniendo esa atmósfera agrietada, las voces reaparecen y esta vez se logra distinguir una frase “en el espacio” e inmediatamente después un clímax inesperado empieza a construirse, la atmósfera se libera, explota y los únicos golpes que remiten a algo remotamente parecido a una batería hacen su aparición para acentuar el crescendo, el disco termina, el sol se pone, el horizonte cae y yo me disuelvo.

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Escúchelo y descárguelo GRATUITAMENTE en Bandcamp: http://euscr.bandcamp.com/

4/20/11

Grouper - A I A: Alien Observer / Dream Loss


Toska” es una de esas palabras que es imposible traducir al español, de origen ruso, su significado es difícil de describir concretamente, se le podría caracterizar como ese sentimiento de angustia y aflicción espiritual sin una causa particular, el gran autor Vladimir Nabokov la ha descrito como un agudo dolor del alma, como un anhelo sin nada que anhelar. Aunque gramáticamente solo sea posible encuadrar todos esos sentimientos en una palabra rusa, la experiencia es universal y una bastante familiar para el que escribe. Muchas veces ese anhelo espontáneo que sale de la nada, sin una razón aparente es disparado por una canción, o una melodía que de alguna manera logra tocar fibras interiores.

Liz Harris, conocida musicalmente como Grouper, es una artista proveniente de Portland quien desde el 2005 ha venido creando un estilo musical sumamente propio, una mezcla de delicadas melodías acústicas, teclados orgánicos, drones hipnóticos y una voz suave e inquietante, todo esto bajo múltiples capas de reverberación. En el 2008 parecía que Harris había alcanzado el pináculo de su expresión musical con el increíble “Dragging a Dead Deer Up a Hill”, personalmente uno de mis discos favoritos y un estandarte del género (cualquiera que este sea). Sin embargo este relativo éxito no fue suficiente, las expectativas estaban por los cielos.

Tuvieron que pasar 3 años desde su último disco para que Harris lanzara este nuevo material; A I A está divido en dos discos, “Alien Observer” y “Dream Loss” y si tuviera que describirlos con una sola palabra…pues nada mas lea el primer párrafo de esta reseña. A I A es un mamut de 80 minutos que viene a reafirmar porqué Harris es la mejor en lo que hace, es preferible escuchar ambos discos de manera continua ya que tienen elementos narrativos en común, sin embargo cada uno tiene su propia personalidad y se sostienen por sí mismos. Aunque no es posible discernir la mayoría de las letras, el concepto de A I A parece girar en torno a la enajenación, al sentimiento de no sentirse cómodo con la situación actual ni con uno mismo, de anhelar sin saber a qué se debe ese anhelo, de vivir en un constante estado de melancolía.

Alien Observer” es más melódico, su sonido se asemeja al de estar en una calle en pleno invierno, con la neblina asentándose sobre las esquinas mientras que en el viento se oye el casi imperceptible murmullo de una voz fantasmal, y es que la voz de Harris tiene una cualidad incorpórea, más que dominar la instrumentación, funciona como un complemento suspendido en el aire. Todas las canciones de este disco son excelentes, en especial la que le da su título, la cual, sin riesgo de ir muy largo, es representación sónica de un cuento de ciencia ficción de Bradbury.

Dream Loss” comienza con el sonido de una ventisca, o tal vez es el sonido de olas chocando contra las piedras, este decae para darle paso a las canciones. El disco se siente más abstracto que “Alien Observer”, las melodías están enterradas bajo el bello sonido de drones y feedback. Abordar este disco, y por antonomasia cualquier disco de Grouper, es en cierto sentido similar al trabajo que hace un arqueólogo, en ambos casos hay que excavar, estar atento a cada puño de material con el que se entra en contacto y si todo sale bien, debajo de la preciosa tierra se encuentra ese tesoro anhelado, esa elusiva melodía. Esta doble producción es un fuerte contendiente para ser uno de los mejores discos del año.

Después de sus 80 minutos de duración me doy cuenta que me gusta la melancolía y no sé porqué, siento como si algo hiciera falta, veo al cielo a través de la ventana y una serie de luces irregulares parece acercarse cada vez más, estoy listo para ir a casa.

El video que se hizo para “Alien Observer” tiene colores que contrastan con el carácter monocromático y grisáceo de la música, no es la imagen visual que me hubiera imaginado pero de todos modos está bien hecho.

4/18/11

Nico Muhly - Mothertongue


La figura de Nico Muhly me atrae fuertemente, una silueta alta cubierta por capas de tela negra caminando imperceptiblemente por las calles de Chinatown, Nueva York, con un par de grandes ojos azules llenos de curiosidad que si se cruzaran en mi camino dejarían la impresión de haber existido desde siempre en múltiples sueños empolvados dentro las gavetas de la memoria. Muhly es una de esas personas que me hacen tomar conciencia de mis limitaciones, me obliga a preguntarme como alguien puede ser tan prolífico a tan corta edad y en última instancia me hace sentir demasiado consiente de los modestos logros que la mayoría de las personas logra atesorar en sus tempranos veinte (hola momento existencial)

A sus 29 años Muhly ha lanzado tres discos en la disquera más aclamada de Islandia (Bedroom Community), ha escrito obras enteras para películas independientes, ha elaborado operas y trabajos orquestales para el Boston Pops, The Carnegie Hall, The American Symphony Orchestra, The Chicago Symphony y The Julliard School. En su segundo año como universitario en la Universidad de Columbia fue elegido por Philip Glass para trabajar a su lado, ha colaborado con artistas como Björk. En otras palabras, el talento de Muhly es inquieto, está en constante movimiento y su dinamismo no se enmarca en formas de expresión rígidas como muchas veces pasa en el mundo de los compositores clásicos contemporáneos, su silueta se contornea y adquiere diversos perfiles.

Muhly figura como un puente entre el mundo de la música clásica y la música popular, ya sea pop, rock o folk. En todas sus producciones se evidencia la clara influencia de la música litúrgica inglesa y del minimalismo clásico de Steve Reich y Philip Glass. En Mothertongue esas influencias conforman la sólida y lustrosa base sobre la cual diversas grietas dan cabida a sintetizadores, uso de field recordings e incluso melodías de banjo.


Mothertongue se divide en tres movimientos, el primero de estos lleva el mismo nombre del disco y nos da la bienvenida con una saturación de voces entrelazadas cortesía de la mezzo-soprano Abigail Fisher quien a lo largo de las cuatros canciones que conforman esta primera parte, recita incansablemente números de teléfono, direcciones, nombres de calles y toda una serie de palabras ininteligibles. Esta polifonía se complementa con el uso de bellos sonidos electrónicos, entre ellos el sonido de una ducha, el sonido de comer una tostada y el de freír un huevo. Obvio, toda esta serie de hilos narrativos se ven unidos por la magistral composición instrumental de Muhly.

El segundo movimiento, "Wonders", se inspira en fragmentos de un texto del siglo XVII en pleno renacimiento. Las vocales en este caso son suministradas por el cantante islandés Helgi Hrafn Jónsson quien con un tono vivo narra un soneto escrito por el rey Jacobo I acerca de monstruos oceánicos. Es claro el contraste entre este movimiento de corte más clásico con la experimentación y polifonía inquieta del movimiento antecesor. La segunda canción de esta sección es sumamente visual, al menos para mí, me hace sentir como si estuviera en la corte de algún rey europeo, contando mis peripecias con el objetivo de obtener su favor.

El tercer y último movimiento del disco es mi favorito, “The Only Tune” cuenta con la colaboración de Sam Amidon, quien además de ser un increíble artista de folk estadounidense también es compañero de disquera con Muhly. El movimiento consiste en tres canciones que giran alrededor de la misma narrativa, la historia de dos hermanas que caminan por un rio cuando la mayor de ellas empuja a la otra al agua, esta muere y su cuerpo es eventualmente utilizado para fabricar un violín. Las tres canciones se revelan como una cebolla, cada una de ellas dejando caer capas hasta terminar únicamente con la melodía del banjo. Es interesante ya que si uno no le prestara atención a las letras, la música sugeriría una tranquila y apacible historia de campo, pero las letras le dan una nueva dimensión a las melodías, una atmósfera casi mórbida y amenazante, bajo el banjo y las voces es posible oír el sonido de cuchillos de carnicero siendo raspados uno contra el otro.

Según el mismo Muhly, este disco está lleno de repeticiones nerviosas y ansiosas, de acordes discordantes que pretenden simular la atmósfera nauseabunda de las inquietudes mundanas. En mi opinión el disco va más allá, su aparente ambigüedad, los conceptos detrás de cada movimiento, la magistral composición instrumental, la experimentación controlada son evidencia de que Nico Muhly representa el arquetipo del nuevo compositor, alguien sumamente idiosincrático, original capaz de romper los moldes de la música clásica y usar los restos de ese molde para construir un puente hacia formas de expresión musical más mundanas.

2/28/11

La Quiete - La Fine Non è La Fine

"Vorrei essere lontano a volte, come se esistessero
luoghi in cui alla mente non
arrivano timori di conoscere troppo
e di non sapere nulla"


La tranquilidad es el último sustantivo que yo escogería para describir a este disco, y sin embargo este ha sido el nombre que escogió la banda en cuestión. Ironía aparte, la tranquilidad puede ser en muchos casos el preámbulo de un evento de grandes proporciones, la tranquilidad antes de la tormenta, antes de un terremoto, antes de presenciar una confesión inesperada, antes de presionar play.

La Quiete es una banda italiana de screamo formada en el año 2000, para el 2004 sacaron este su disco debut y único hasta la fecha, sin embargo a lo largo de los años han lanzado una serie de eps y splits con bandas tan emblemáticas como Louise Cyphre y Catena Collapse por nombrar algunas. La Fine Non è La Fine es uno de los discos más importantes dentro de la escena de screamo europea y 7 años después de su lanzamiento todavía mantiene una vigencia difícil de negar, su sonido característico, su eco implacable y sus letras amorfas y surreales siguen siendo un bastión único dentro de un género que pareciera ir perdiendo fuerza. Algo que me parece curioso es el hecho de que ningún grupo ha tratado siquiera de imitar el sonido de La Quiete, es simplemente imposible.


La primera edición del disco fue lanzada por React With Protest en formato de vinilo de 10 pulgadas, el cual viene con un poster donde las canciones están impresas, el empaquetado es sencillo, con un folder individual el cual se dobla en dos para albergar al LP. Recuerdo cuando lo compré hace ya varios años en Robotic Empire, solo quedaban dos copias y no lo pensé dos veces, desde ese momento no volví a verlo en ninguna tienda, aunque el disco en sí si ha sido relanzando en diferentes ediciones.

La Fine Non è La Fine comienza con un feedback amenazante el cual explota a los 20 segundos en una orquestación frenética de guitarra, bajo, baterías y gritos punzantes. A lo largo de las 9 canciones remolinos caóticos de guitarra se vuelven elementos protagónicos para luego desvanecerse en el aire, dándole espacio a momentos de contención. La Quiete logra magistralmente, en canciones relativamente cortas, darle una especial atención a las estructuras y contrastes, los cambios en el tempo reinan soberanos, en cuestión de segundos se puede pasar de una furiosa explosión de ruidos a secciones dilatas y tranquilas, La Quiete encuentra belleza y melodía en el caos. La Fine Non è La Fine es un disco irrepetible.



Este canción no está en el disco, es parte de un 7´´ que lanzó La Quiete en el 2006, pero el video me parece una genialidad y refleja muy bien el sonido de la banda

2/19/11

Tim Hecker - Ravedeath, 1972


Siempre me ha parecido interesante analizar de qué manera funciona la correlación entre la música y el lugar donde fue grabada, tanto geográficamente como estructuralmente, el espacio físico puede tener una influencia muy fuerte sobre la naturaleza del sonido y podría decir que la narrativa que gira en torno a muchos discos enriquece enormemente la experiencia sónica al proveer un concepto, una imagen, una idea del proceso de grabación o una referencia romántica que afecta indirectamente la forma en que se absorbe el sonido.

Para citar dos ejemplos contrastantes pero ilustrativos, por un lado la escena de Black Metal francés “Les Légions Noires” y la supuesta afirmación de que muchas de sus grabaciones fueron llevadas a cabo en un castillo con infinidad de elementos mórbidos y macabros; y por otro lado un disco como “Goodbye Enemy Airship, The Landlord is Dead" de Do Make Say Think el cual fue grabado en una granja y hace uso de elementos pastoriles que remiten al campo abierto y la naturaleza. Ambos ejemplos se apoyan en su respectiva narrativa para multi dimensionar la música y llevarla a un plano físico/mental.

Ravedeath, 1972, la séptima producción del maestro de texturas electrónicas Tim Hecker, juega con una dinámica similar a la antes expuesta y el resultado es un disco oscuro, claustrofóbico y con un peso emocional considerable. Grabado en un solo día dentro de una Iglesia localizada en la capital islandesa Reikiavik, la fuente primaria de sonido consistió en una sesión de improvisación utilizando un órgano, y eventualmente bajo la tutela de Ben Frost, los sonidos fueron procesados en el estudio.

La estructura de la iglesia, sus paredes y la forma en que las reverberaciones de los tubos del órgano chocan y se entrecruzan con el espacio físico es parte de la narrativa que produce que este disco sea más que todo, una experiencia. Es un disco que al contrario de su predecesor, el cual se distingue por ambientes expansivos y pulsaciones estelares, se siente más focalizado, más sutil y encaminado hacia una forma más directa de reacción. Sin embargo la huella sonora de Hecker es sumamente distinguible, múltiples capas de sonido, texturas inigualables, sonidos cromáticos y estructuras densas.


Ravedeath, 1972 inicia con “The Piano Drop” y durante doce movimientos se presenciará la caída de este piano pasando por diversas etapas de sonido conceptual, en los primeros minutos nos da la bienvenida una serie de olas etéreas de sonido las cuales le dan paso a la primera triada del disco “In The Fog”, la cual personalmente es mi sección favorita. El piano gimiente se retuerce, las teclas corroídas se mezclan con la neblina creando una densidad constantemente cambiante, Hecker nos presenta texturas elegantes al borde del éxtasis, esta nubosidad, estas nubes de distorsión provocan sonidos desmaterializados e inquietantes.

Después de uno minutos el tono del disco se hace evidente: alucinante y claustrofóbico, no sé cómo explicar bien este sentimiento, es como si Hecker quisiera elevar mi mente a un universo sónico de grandes magnitudes pero al mismo tiempo es imposible ya que choco contra las paredes, el órgano pese a su carácter espiritual me mantiene atado a la tierra mientras veo como este cae hacia mi desde el techo de un edificio.

Otro momento brillante del disco es la dupla de “Hatred for Music” la cual tiene reminiscencias progresivas acopladas a guitarras procesadas y resonancias combativas, mientras que la tríada de “In the Air” finaliza el disco dejando caer las capas de sonido, pelando las melodías hasta su raíz más básica, aquí el gimiente órgano deja de ser un marco abstracto, no obstante el sonido mantiene su carácter digital. Esta es una de las grandes fortalezas de Hecker, su capacidad extraordinaria y fascinante de manipular melodías y crear híbridos perfectos entre la esfera digital y la material.

Conceptualmente es algo difícil explicar claramente la inspiración detrás de Ravedeath, 1972. Una mirada rápida al título de las canciones pone de manifiesto que el concepto es oscuro, nombres como “Hatred Of Music”, “Analog Paralysis, 1978” “Studio Suicide” y el mismo título del disco dan una idea que remite a la destrucción de la música, al deterioro del sonido. Según Hecker, la inspiración vino una vez terminada la grabación, cuando este se obsesionó con la idea de la basura digital y la manera en que la tecnología afecta a la música. Es un concepto intrigante y críptico.

La curiosa portada merece una mención diligente, esta muestra a unos estudiantes del prestigioso MIT lanzando un piano desde un edificio, aparentemente una tradición bastante peculiar. La idea de destrucción musical está presente en esta imagen. Hecker ha logrado con este disco crear una obra maestra de música electrónica, es muy temprano para estar haciendo este tipo de afirmaciones pero definitivamente será uno de los discos más memorables del 2011, no queda más que ponerse los audífonos, cerrar los ojos y esperar que el piano caiga sobre nuestra cabeza.

2/15/11

Youth Pictures of Florence Henderson

"I am always walking when the lights are green
it's a better feeling than going in between
"


Hace cinco años Youth Pictures of Florence Henderson dio sus primeros pasos en la escena de post rock mundial con un disco bien recibido que en su momento exhibió muestras de un sonido cálido y prometedor, los orígenes de la banda se dieron casi que espontáneamente cuando unos estudiantes de Noruega decidieron tocar música, y cualquiera que sepa algo de rock instrumental sabrá que, cuando se trata de agregar vocales a este género, nadie le gana a los escandinavos. Desde los himnos alegres de Efterklang hasta las canciones más melancólicas de Immanu El, esta región en el norte de Europa parece inspirar en más de una forma a esta generación de bandas. Después de cinco años, Youth Pictures of Florence Henderson regresaron con este, su segundo disco, y si tuviera que hacer una afirmación fuerte, diría que nunca antes un grupo había logrado incorporar vocales de una manera tan original y al mismo tiempo natural como este septeto.

El disco está dividido en dos partes llamadas “Puzzle” y “The Detective”, cada una tiene 4 canciones respectivamente. Musicalmente se desarrollan alrededor de una hora melodías de guitarra que me recuerdan a los momentos más nostálgicos de The Appleseed Cast, la percusión es sumamente sutil y siempre mantiene un tempo bastante plano pero lo suficientemente dinámico para mantener la atención durante todas las canciones, ocasionalmente se evidencia la presencia de violines y otros instrumentos de cuerda, la incorporación de conversaciones ininteligibles agrega profundidad a las múltiples capas de sonido. Instrumentalmente el disco es excelente y cautivador, pero lo que hace que se distinga sobre los demás es el uso excepcional de vocales.


Para empezar, las voces no son en ningún momento el punto focal de las melodías, siempre están atrás en una capa de sonido secundaria y la mayoría del tiempo se mezclan con la música de una manera que pareciera que fueran la misma entidad, como si no pudiera existir una sin la otra. Referencias al emo de los 90 son inevitables, y definitivamente los miembros de YPOFH están consientes de esto; un grupo al que se le ha caracterizado de la misma manera es Moving Mountains, pero mientras este último es aplaudido por sus melodías bombásticas, YPOFH ha preferido darle prioridad a la madurez sobre la sobre excitabilidad, a la introspección sobre la catarsis.

Las letras en YPOFH son en una primera instancia bastante confusas, al parecer los miembros tienen una manera bastante original de escribir, toman frases diversas que resulten inspiradoras para ellos y las juntan como si fuera un rompecabezas (Puzzle), estas frases son fragmentos de orígenes distintos y le corresponde al oyente (The Detective) descifrar y darle su propia interpretación. Palabras y frases por si solas pueden provocar variadas reacciones dependiendo de la persona, el oyente es el encargado de hacer las conexiones.

En fin, YPOFH han creado con esta su segunda producción una mezcla brillante de post rock y emo noventero, es música sin pretensiones y honesta; solo espero que no tengan que pasar otros 5 años para ver que trae el futuro para estos jóvenes noruegos.

2/8/11

Lectura para rato

Estas vacaciones me han servido para ponerme al día con un montón de libros que tenía pendientes, ya solo me quedan estos cuatro, creo que el de Tolstoi es el libro más grande que tengo (+1000 páginas) y aunque parezca mentira el de Camus fue el más caro de todos. Me gustan las ediciones de Barnes & Noble, además del texto incluyen datos sobre el autor, cronologías, mapas, análisis de la obra y bibliografías de interés.

2/6/11

Nadja - Truth Becomes Death

"Truth becomes death – & I crumble back into dust"


Para alguien que en el 2007 tenía un conocimiento del drone que se extendía precariamente hasta unos cuantos discos de Sunn O))) escuchar este monstruo sónico proveniente de Canadá por primera vez fue toda una experiencia, Truth Becomes Death me ahogó en un mar de sonidos del cual todavía no logro ver un rastro de costa. No llevo ningún tipo de conteo estricto pero podría decir con mucha seguridad que Nadja ha sido el grupo que más he escuchado durante los últimos 4 años, y considerando que hay canciones que se extienden más allá de una hora estamos hablando de mucho tiempo invertido. Aidan Baker y Leah Buckareff son los encargados de tocar, programas y componer los tres capítulos que componen esta producción.

Truth Becomes Death, originalmente lanzado en el 2005, fue reeditado en el 2008 en un formato de vinilo doble de doce pulgadas, acompañado por el arte de Seldon Hunt en una edición limitada de 750 copias, tuve la suerte de obtener una de estas. Los folder vienen dentro de una caja de cartón con letras en relieve. El hermosísimo arte complementa perfectamente la música: un bosque desolado con  rastros de nevadas pasadas, y es que la música de Nadja a pesar de apoyarse fuertemente en recursos electrónicos como sintetizadores y drum machines, mantiene una estética orgánica, el moho, el agua, la nieve y el musgo se pueden sentir al alcance de la mano, enterrados en las múltiples capas de sonido. Pero la naturaleza a veces puede ser aterradora, para escuchar Nadja al menos yo personalmente tengo que estar un humor específico, sino sería lo mismo a estar desorientado en un bosque, sin saber a dónde ir, escuchando ruidos desconocidos y amenazantes en cada sombra, acercándose.


En vez de tratar de establecer en qué género se pueden ubicar, tema ya de por sí polémico, solo diré que de forma general, Nadja se encuentra en la intersección entre metal, doom, drone, shoegaze y ambient. Lo que hace que resalten es la forma en que el dúo aborda todos estos estilos, es música lenta, que se desarrolla de forma paciente, es pesada, densa, sobrecogedora. Las melodías se encuentran enterradas en capas polvorientas y porosas de sonidos, en otras palabras, no es puro ruido inaccesible, existen melodías estructuralmente reconocibles que mueven las canciones hacia adelante, puede ser un órgano, un riff de guitarra, un bajo pulsante, una voz etérea; gracias a estos elementos Nadja se adhiere al oyente y lo encierra en una pared de sonido brumosa.

Me gusta ver a las tres canciones como una narración, “Bug (Golem)” con sus 23 minutos es la pieza más larga del disco, una nota de bajo y golpes de platillo se repiten incansablemente hasta alcanzar un sonido colosal el cual se ve reforzado por gritos abrumadores y feedback de guitarra. “Memory Leak” es la canción más pesada, zumbidos de guitarra fuertemente distorsionadas se combinan con un órgano distante más los gritos monstruosos y fantasmales de Aidan para crear una atmósfera estremecedora. “Breakpoint” cierra el disco magistralmente con una fúnebre melodía acústica. Truth Becomes Death se aprecia mejor en audífonos a todo volúmen, puede ser pesado y al mismo tiempo melancólico y tranquilizante, en mi opinión uno de los mejores discos de la década pasada.
 

2/3/11

The Saddest Landscape - You Will Not Survive

"Who stole our hearts? Who left us so hollow?"


¿Qué tanto se puede saber de una persona solamente por la forma en la que habla? Alguien podrían decir que rastros de la personalidad se pueden detectar en el tono, profundidad y volumen de la voz. Aunque yo no sé qué tipo de parámetros son necesarios para llegar a conclusiones acertadas, al escuchar la voz de Andy Maddox, vocalista de The Saddest Landscape, puedo decir que ese gorjeo jadeante y abrasador provoca que se recreen en mi mente algunos de los momentos más angustiantes y emocionalmente agotadores de mi vida. Tomando todo esto en consideración mi conclusión sería la siguiente: esa voz pertenece a una persona que sufre desesperadamente pero que sin embargo busca por todos los medios de aferrarse a lo poco de esperanza que queda.

Al igual que cualquier persona de mi generación con gustos musicales similares, cuando empecé a interesarme por el screamo y el emo topé con la mala suerte de que una gran cantidad de los grupos ya se había separado o habían optado por sendas diferentes. The Saddest Landscape fue uno de esos grupos, su último disco lanzado en el 2004 mostraba destellos de genialidad pero tuvieron que pasar 7 años para que Andy Maddox y compañía lograran cimentar su legado con You Will Not Survive. Ha sido uno de los retornos más sorprendentes dentro de la escena de screamo contemporánea

You Will Not Survive es un disco corto, no obstante con solo siete canciones logra arrojar en la cara del oyente todo un cúmulo de emociones contrastantes, la tonalidad imperante del disco es de angustia y emergencia. Comparándolo con los dos discos anteriores, esta última producción pone de manifiesto la madurez de todos los músicos implicados, la grabación es impecable, la dinámica entre las dos guitarras funciona bastante bien, la introducción de nuevos elementos, como voces femeninas y crescendos post rockeros, le agrega nuevas capas de textura al ya de por sí intenso universo musical que los caracteriza.

El disco inicia con un título sugestivo, “Declaring War on Nostalgia”, un ritmo de batería nos da la bienvenida para rápidamente explotar en un caos dinámico de feedback, la embestida furiosa da paso para momentos verdaderamente crudos e intensos, la voz de Maddox se estremece y retuerce, a veces gritando, a veces susurrando, pero siempre manteniendo ese carácter de emergencia.

El torbellino de melodías aumenta en intensidad con las siguientes canciones, el sentimiento de confrontación se mezcla con la atonalidad y centelleo de las composiciones, creando gradualmente una imagen bastante coherente. Y no es una imagen alentadora, lo que refleja es un paisaje frio, solemne, lúgubre y angustiante. Al final la música se desvanece con la esperanza de que los peores recuerdos puedan ser borrados de la conciencia algún día. The Saddest Landscape le hace honor a su nombre y con este brillante disco no solo han reafirmado su visión musical, sino que han movido hacia adelante a un género víctima de percepciones erróneas.

2/1/11

America Addio - Cotton Kingdom


La mayoría del tiempo tengo una noción bastante clara sobre cuáles son los elementos que busco en un disco. El rango de géneros que se pasea por mis audífonos es muy reducido, o muy amplio, dependiendo del punto de vista y la perspectiva del que haga la observación. Pero usualmente sé lo que me gusta y esa es una de las razones por las que escribo sobre música. Sin embargo toda esa actitud pretenciosa puede irse a la mierda cuando un disco como Cotton Kingdom hace su aparición de la nada.

Debo admitir que la primera vez que escuché America Addio quedé muy confundido, primero por la música y segundo por el hecho de que, el elusivo artista detrás de esos sonidos, pertenece a una disquera que respeto infinitamente. Pero como dicen, las primeras impresiones pueden ser engañosas, y con el tiempo America Addio me hizo entender que en mi universo de sonidos había un vacío, un hoyo negro que necesitaba ser llenado con sintetizadores, pop vibrante, energético, pegajoso, demente y lleno de escarcha.

America Addio es el proyecto de un solo hombre, M. Kestigian, quien desde su cuarto en algún lugar del Noreste estadounidense, se adhiere sin compromisos a la estética de grabación casera, utilizando su sintetizador para crear una gama de sonidos cuidadosamente diseñados y contagiosos. A lo largo de las 11 canciones se puede encontrar ritmos movidos de guitarra, instrumentos de viento, melodías de pop electrónico y voces gorjeantes.

Pero lo que hace que Cotton Kingdom sea la increíble pieza de arte que es se debe a las letras. Sería un mentiroso si dijera que entiendo en su totalidad el mensaje que America Addio quiera dar a entender, no obstante se pueden distinguir diversas temáticas como agricultura, relaciones humanas, literatura, expansión occidental, judaísmo, historia, política estadounidense, medio oriente y lejano oriente, calentamiento global, el fin del mundo, capitalismo, filantropía, periodismo y posiblemente muchísimos más. ¿Demasiado? No, sin duda M. Kestigian es un intelectual con una riqueza de conocimientos notable.

Cotton Kingdom es un disco para divertirse pero también para pensar, es música sumamente original e idiosincrática y esa es una de las razones por las que siento un gran respeto por las grabaciones caseras, al final del día terminan siendo las más singulares e interesantes. Y cuando digo grabaciones caseras no quiero decir calidad de sonido dudosa, al contrario. Compre el disco, presione play, lea un libro y diviértase.


Todas las ganancias de este disco son destinadas a Heifer International, una organización que tiene como objetivo terminar con el hambre y la pobreza en el mundo.

http://americaaddio.com
http://www.enemieslist.net/

1/31/11

AD - F/W 2011

El pasado sábado 22 de enero, Ann Demeulemeester presentó su colección masculina de otoño/invierno 2011 en el histórico Couvent des Cordeliers como parte de la semana de la moda en París, hace un tiempo había posteado una entrada hablando un poco de esta increíble diseñadora belga. La palabra clave aquí es consistencia, Demeulemeester es una diseñadora que desde el principio ha mantenido una visión, una estética de lo que la moda masculina debe ser, ha sabido imprimir su mundo romántico en telas, cortes y paletas oscuras

Algunos de los elementos que más me gustaron son la introducción de colores vivos, las diferentes capas de chalecos, abrigos y sacos que forman en la cintura una silueta bastante original. El calzado siempre resalta, la introducción de las botas de triple cordón principalmente me llamaron la atención. El uso de collares y accesorios con pelo remite a cierto aspecto ecuestre, tal vez una de las tantas inspiraciones de Demeulemeester. Por lo demás, hay estampados que simulan la nieve y la lluvia, y pantalones de cuero y seda escondidos bajo velos de tela semitransparente.

Para ver toda la colección pueden ingresar aquí