9/25/13

Claro de Luna - La Voz Quebrada


¿Cómo fijar el momento  exacto en que empieza una historia? Esa pregunta se la hacía Italo Calvino en su novela sobre el placer de leer novelas “Si una noche de invierno un viajero”. Para el autor todo ha empezado siempre ya antes, por ejemplo en la primera línea de la primera página de alguna novela se remite a algo que ya ha sucedido, o puede que la historia empiece cien páginas más adelante. Cualquier intento por recortar un trozo de historia siempre lleva consigo el efecto de cargar en su sombra el peso del pasado. De la misma manera, una pieza musical nunca es un ser aislado, en el eco de sus melodías subyacen miles de historias que, de una u otra forma, son parte del infinito edificio sonoro.

El nuevo disco de Claro de LunaLa Voz Quebrada”, es un ejemplo de cómo este transitar constante de historias, ese flujo implacable y sutil, no es una debilidad, sino un sello de humanidad, un recordatorio de que el principio y el fin son ficciones, una afirmación sobre la producción artística como algo fluido y contradictorio en lugar de un armario estable con cajones debidamente identificados.

Tratar de identificar cuáles son las historias que influyen en la experiencia de “La Voz Quebrada” sería un ejercicio subjetivo que tiene como objetivo dar una base narrativa a las impresiones que tuve al escuchar el disco, y decir esto no es explicitar lo obvio, ya que en la arena de las reseñas musicales, la pretensión de ser objetivo sigue siendo un fetiche inspirador, y aburrido.

Lo primero que se nota es un cambio sustancial en el sonido. El disco anterior “Lo Que Ha Sido y Lo Que Será” se caracteriza por encajar de forma relativamente directa con la estética post-rockera de la primera década del siglo XXI; esto es guitarras con textura, pasajes ambientales, crescendos, dinámicas de baja y alta intensidad, uso de vocales que en lugar de impugnar la designación ‘instrumental’, la afirmaba.  Y aunque varios de esos elementos se pueden hallar en “La Voz Quebrada”, la forma en que interactúan entre sí propicia la creación de una estética sonora diferente. No creo que sea muy importante afirmar que este es un disco de ‘post rock’ o de ‘rock progresivo instrumental’, me parece más valioso manifestar que las historias de “Lo Que Ha Sido” no son las historias de “La Voz Quebrada”, no obstante todas forman parte del mismo flujo.

El disco empieza precipitadamente con 'Signato', casi como si fuera la continuación de una historia que ya se venía desarrollando desde mucho antes, fuera de las fronteras del disco. Signato es un verbo en latín que quiere decir signar, y se podría argumentar que por encontrarse de primera su objetivo es ponerle una firma al disco, una manera de estampar en el oyente las expectativas sobre lo que viene. ¿Qué es lo que viene?, una serie de canciones que se caracterizan de manera general por ser directas, con una serie de técnicas que a largo plazo pueden llegar a ser repetitivas, pero que con una mirada más detallada revelan elementos particulares.

El trabajo en las vocales es bastante notable, ya desde el disco pasado, en canciones como ‘Luces del Cielo’ y ‘Perpetuo’ se había manifestado el gusto de Claro de Luna por utilizar este tipo de herramientas como manera de darle textura a las canciones, sin embargo en “La Voz Quebrada”, más que una herramienta, es uno de los puntos focales de toda la narrativa. Además de las guitarras, que cabe resaltar manifiestan una cierta madurez en relación al disco anterior, se pone en evidencia el uso de más instrumentos como el cello (Desfase), la flauta (Entre Líneas, La Otra Verdad, La Voz Quebrada)  el saxofón (El Mascarero) y otros sonidos electrónicos. Todos estos elementos dinamizan la estética musical de Claro de Luna, sin llegar a opacar la narrativa principal, cualquiera que esta sea.

Conceptualmente el disco está basado en la idea de que entre todos nosotros existen obstáculos que no permiten que el proceso comunicativo se lleve a cabo de manera adecuada; las malinterpretaciones, la parcialidad de la industria mediática y la falta de contexto son causa y efecto de esta problemática. En ese sentido, para el artista, la voz quebrada es una metáfora para ese mensaje que queremos comunicar pero que debido a una serie de factores, se quiebra, se deforma y eventualmente pierde su significado original. En el hermoso arte de la portada se muestra a una paloma, símbolo universal de la paz, seccionada (¿quebrada?) por trazos azules. En el contexto costarricense, e incluso mundial, el discurso sobre la paz muchas veces se ha visto trastocado, manipulado y seccionado para servir a intereses que, en última instancia, son todo menos pacíficos. Tal vez la historia de Claro de Luna es también nuestra historia, la historia de la frustración ante la demagogia política, la hipocresía y los falsos discursos, una(s) historia(s) que tiene un pasado y que lamentablemente tiene un futuro. 

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El disco se puede adquirir en formato físico o digital en el siguiente enlace:



3/3/13

Reflexiones sobre Death In June




Hace unos años mientras hacía mis usuales rondas por varios rincones del internet, me vi envuelto en una discusión inesperada. Era un foro de música y el tema que se estaba tratando era el neo-folk. En esos años yo no conocía mucho sobre el género, por lo que pasé a recomendar uno de los pocos grupos que estaban dentro de mi repertorio: Death In June, días después el debate se había calentado y entre otras cosas, varios foreros me cuestionaban la base moral sobre la cual yo establecía mi recomendación de un grupo que, para ellos, pregonaba la inexistencia del holocausto, celebraba la imaginería nazi y cuyas canciones coqueteaban peligrosamente con temas fascistas y radicales. Quedé impactado con todas esas afirmaciones, primero porque siempre me ha gustado la historia, por lo que los horrores de la segunda guerra mundial y los totalitarismos europeos no me son ajenos, y segundo, fue la primera vez que me cuestioné realmente el vínculo entre política y música.  

Ya de eso han pasado varios años, y no es mi intención aquí debatir acerca de si Death In June es, o no es, un grupo fascista, muchísimos artículos se han escrito al respecto, unos más atinados que otros (recomiendo especialmente leer el libro de Robert Forbes “Misery And Purity” publicado en 1995). Es curioso que a pesar de que haya muchos proyectos musicales envueltos en este tipo de controversias (ver Black Metal Nacional Socialista), Death In June sea el grupo que más reacciones ha despertado. Mi teoría es que las reacciones han sido especialmente fuertes, y en ocasiones poco racionales, debido a que Douglas Pearce y su proyecto musical han sido tremendamente influyentes en el desarrollo de varios géneros, su sombra se extiende más allá de cuestiones musicales y dicha influencia se puede evidenciar es cuestiones estéticas, en temas literarios y en alusiones históricas a lo largo de todo un espectro de artistas. Idealmente la gente critica lo que conoce, y al ser Death In June el grupo de neo-folk más reconocible, las críticas suelen concentrarse ahí. 

La primera vez que escuché DIJ yo estaba en el colegio, había conseguido el disco “Rose Clouds of Holocaust” y me había enamorado de la simpleza y serenidad con la que Douglas entonaba sus canciones con la guitarra acústica como base. Con el tiempo fui descubriendo los trabajos pasados y empecé a tomarle el gusto a los temas más oscuros e industriales, la batería estilo militar, la mezcla de punk con guitarras limpias, y sintetizadores de los cuáles emanaban sonidos de otra época. También tomé interés por la estética con la que trabajaba DIJ, las máscaras, los uniformes militares, las navajas, los símbolos, las referencias literarias, el concepto detrás de cada uno de los discos; en resumen, DIJ ha sido para mí mucho más que un grupo de música, es toda una experiencia y descubrir los pequeños detalles escondidos en su arte es algo que me ha apasionado por mucho tiempo. 



No lo voy a negar, existen muchos indicadores de una disposición siniestra en la música e imagen de Death In June. Por ejemplo, los uniformes que por mucho tiempo han usado Douglas y compañía cuando se presentan en vivo; camisa blanca de manga corta, corbata negra, puñales en las caderas, eso fue explicado por Douglas como una forma de fetichismo, el atractivo que provoca un uniforme, la tensión erótica y sexual interconectada con nociones de poder. Además de que el uniforme da un sentido de control, disciplina y dignidad al cuerpo. Otro ejemplo son las máscaras, para Pearce el producto es más importante que la promoción de egos o personalidades, los símbolos juegan un papel más sugestivo en el mundo de DIJ que una simple foto. Uno de los indicadores que más polémica ha causado es el origen del nombre; la noche de los cuchillos largos en junio de 1934 marca el momento cuando la Sturmabteilung (SA) fue desmembrada por Hitler, Douglas ha expresado en entrevistas el interés que despierta en él esta rama militar de las fuerzas hitlerianas.

Qué tan inmerso está Douglas Pearce en la ideología fascista es una cuestión que sigue provocando acusaciones en el presente y posiblemente lo siga haciendo en el futuro, una de las características del arte es su capacidad de hacernos pensar, cuando dejamos de cuestionarnos las cosas entonces el arte muerte, por ende, en mi opinión sigue siendo relevante hacernos estas preguntas. 

Cuando fui cuestionado en el foro musical no supe qué responder, me vi obligado a guardar silencio e investigar por mí mismo. DIJ sigue siendo uno de mis grupos favoritos, y sentí que debía escribir esto porque por mucho tiempo he sentido un cierto anhelo de expresar lo que mi adolescente no pudo años atrás. En mi opinión, esa disposición siniestra que muchos critican en DIJ no es más que uno de los elementos que componen el mundo narrativo de Douglas Pearce. Algunos dicen que es una simple estrategia mercadotécnica para atraer ventas y mantener la atención de las personas, otros lo conceptualizan como un simple fetiche sexual de un hombre gay por la imagen masculina y militar, incluso hay quienes establecen que los roces con la temática fascista es una forma que tiene Douglas para criticar de manera subversiva y confusa a esas mismas ideologías. Puede que todos tengan algún grado de verdad, no lo sé.



Ya que mi arte consiste en explotar el mal, puesto que soy poeta, a nadie puede asombrarle que me ocupe de tales cosas, de los conflictos que caracterizan la más patética de las épocas. El poeta se ocupa del mal. Su papel consiste en ver la belleza que en él reside, sacarla de allí (¿o colocar la que él desea, por orgullo?) y utilizarla. El error le interesa al poeta, puesto que sólo el error muestra la verdad. Repito aquí que el poeta es asocial (aparentemente), canta los errores, los hechiza luego para que se pongan al servicio de la belleza del día de mañana – o para que sean esa belleza-. La definición usual del mal me invita a creer que no es más que el residuo de Dios. La poesía o el arte de utilizar los restos. De utilizar la mierda y de conseguir que los demás se la coman -  Jean Genet

Jean Genet es una figura fundamental dentro del universo de Death In June, su imagen se puede observar en la portada del disco “Wall Of Sacrifice”, la canción “Death Of a Man” fue escrita en el momento en que Genet murió, y en varias letras se puede apreciar la influencia literaria del escritor francés. La anterior cita, tomada de Pompas Fúnebres, encapsula lo que opino sobre la narrativa de Death In June. Siento que sería un error delimitar los recursos de los que puede hacer uso un artista para expresarse, la necesidad de ser políticamente correcto lleva consigo muchas desventajas, no es un secreto que los elementos subversivos en el arte son usualmente los que tienen un mayor impacto, no porque sean polémicos, sino porque tienen un carácter más humano, más contradictorio. En conclusión, no, Death In June no es un grupo que promueva el fascismo, solamente se han  cobijado bajo un velo de misterio, esoterismo y opacidad durante tres décadas.

"When we have each other, we have everything"

1/12/13

Pantha du Prince & The Bell Laboratory - Elements of Light



Hendrik Weber entra al escenario, usa una limpia camisa blanca, clínica, un delantal que más bien parece una gabardina, el escenario de momento se transforma en un laboratorio, en un emplazamiento de ciencia y experimentación. Junto a él se encuentran otros individuos vestidos de la misma manera, se ubican en diferentes zonas y se disponen a preparar sus herramientas, sus implementos quirúrgicos del sonido. De pronto el lugar se ilumina, rayos de luz se contornean entre las grietas. En un ambiente tan controlado la luz adquiere significados más profundos, y la constitución de sus partes se vuelve más importante que el todo; la longitud de onda, la partícula, el fotón…nada escapa a las manos incisivas de Weber y sus ayudantes.

Elements of Light es la nueva producción de Weber, también conocido como Pantha du Prince; en esta ocasión se hace acompañar de un conjunto de músicos denominado bajo el apelativo de The Bell Laboratory. Hace un tiempo hice una reseña sobre la última producción de Pantha du Prince, Black Noise. En esa ocasión hice énfasis en la maravillosa habilidad de Weber para mezclar el mundo orgánico con el mundo electrónico. Lo que no mencioné esa vez fue el uso extendido que Weber hacía de las campanas en varias de las canciones, el asomo tímido de estos instrumentos a lo largo de Black Noise fue uno de los aspectos que catapultó a Weber a convertirse en uno de los productores de techno minimalista más identificable e influyente de los últimos años. 



En esta nueva producción las campanas son el punto focal de las composiciones ¿Campanas? ¿Quién se lo hubiera esperado? Según parece, nadie, sin embargo el resultado es una agradable sorpresa  que invita a ser explorada con más profundidad.

Las campanas son un instrumento que usualmente no tiene protagonismo dentro de la música electrónica, no obstante por sí solas presentan un concepto interesante. Además del amplio rango de tonalidades que pueden obtenerse de sus golpeteos, también cuentan con una narrativa que ensancha su atractivo, es común que se encuentren en lugares que denotan autoridad u orgullo cívico, iglesias, edificios municipales, en la cumbre de las torres; su sonido invita a la congregación, puede ser señal de alerta y, en el más mundano  de los casos, proporciona el ritmo que marca el paso del tiempo en las ciudades y pueblos.

En Elements of Light, Weber y compañía hacen uso del carillón, un instrumento compuesto de 50 campanas de bronce cuyo peso es de 3 toneladas, convirtiéndolo en el más pesado del mundo, con su origen en la Europa del siglo XV, este mamut sónico es operado por cables y pedales conectados a palancas y conforma la piedra angular alrededor de la cual se desarrolla todo el disco. Junto al carillón se pueden escuchar xilófonos, marimbas, percusiones y los idiosincráticos rebotes electrónicos de Weber.



El disco empieza con Wave, tanto la primera como última canción son construidas exclusivamente a partir de la melodía de campanas, esta pieza introductoria empieza a dibujar el perfil de las dulces melodías que eventualmente van a interactuar a lo largo de toda la producción. El eco de cada golpeteo resuena en los oídos y su intensidad empieza a decaer para darle paso a un sutil murmullo.

Particle inicia con un rebote de beats que se mezclan imperceptiblemente con la percusión de las campanas. Esta pieza junto con Spectral Split conforman el corazón del disco, ambas canciones superan los 10 minutos de duración y a lo largo de su desarrollo ponen en evidencia la gran habilidad y la destreza técnica de los músicos. En ocasiones la delicadeza de las melodías pareciera sumamente frágil, pero el pulso hipnótico de de la marimba, la percusión y los sintetizadores mantiene todo amarrado; el resultado es un sonido resonante, absorbente y cohesivo.

Una de las cosas que más admiro de Weber es su capacidad de tomar un concepto que anteriormente ya había esbozado y reconstruirlo, dándole un nuevo aire, ampliándolo a niveles inimaginables. Este es un proyecto muy ambicioso, cuyo producto final termina de cimentar la reputación de Pantha du Prince no solo como un importante productor de música electrónica de corte experimental, sino como un verdadero científico del sonido, un explorador de los horizontes sónicos. Las campanas son sin lugar a dudas un instrumento muy versátil y Weber exprime su potencial de una manera muy original; es irónico que a pesar de que el carillón es el instrumento más pesado del mundo, los sonidos que produce sean tan etéreos, resplandecientes y suaves.

10/16/12

Niño Koi - La Pequeña Muerte





Tensión, acumulación, construcción, clímax, descanso. Cuando se habla de rock instrumental todas esas palabras se vuelven bastante útiles para caracterizar la dinámica musical de este género tan grande, ambiguo y contradictorio ¿Pero qué pasa si agregamos términos como lujuria, liberación espiritual, trascendencia, u orgasmo? Incluyo esto en la discusión debido a que para poder describir el nuevo disco de Niño Koi es necesario que le prestemos atención al nombre que lleva. La Pequeña Muerte es un título muy sugestivo, para los francoparlantes será evidente que se trata de una frase idiomática (La Petite Mort), la cual en términos generales funciona como una metáfora que engloba la sensación de experimentar el arte, la melancolía y la vida de manera intensa. Antes de escuchar las canciones de primera entrada ya la banda nos promete emociones fuertes.

La Pequeña Muerte llegó en un momento extraño, la transición entre la época lluviosa y la época seca no se vuelve tacaña con los contrastes, mientras que los días son apacibles, soleados y predecibles, en las tardes el gris se acomoda trayéndonos tormentas, rayos, granizo y ropa mojada. Tal vez sea mera coincidencia pero esta mención climatológica no es gratuita, y es que el disco de Niño Koi se caracteriza por sus contrastes: La Pequeña Muerte se mueve entre la luz y la oscuridad, entre la tranquilidad y la violencia, entre la contemplación y la rapidez, entre la melodía y la textura.  

El disco inicia con El Último Rey de Talamanca, un instrumento de viento establece la atmósfera de antigüedad, con un llamado monolítico empezamos por las raíces y la batería nos trae a golpes a la modernidad. En esta primera canción queda claro que Niño Koi sabe cómo jugar con el volumen y los silencios, el espacio en blanco entre sonidos es como un respiro intermitente el cual nos permite restaurar energía y seguir con el maratón.

Cánticos chamánicos funcionan como un puente para introducir Unio Naturalis, aquí se evidencia la yuxtaposición de suaves y deliciosas melodías con riffs fuertes y vigorosos; esa una de las particularidades de mayor presencia en todo el disco y uno de los ejemplos más determinantes del juego de contrastes mencionado anteriormente. El uso de samples se introduce en esta pieza y sorpresivamente no suenan fuera de lugar. Poco importa que se haya empezado con voces místicas y segundos después se escuchen monólogos digitales, árboles y pavimento, espíritu y contemplación terrenal, todo se une para formar un ente coherente y masivo. ¿Adónde Está la Noche? completa la primera tríada de canciones, en mi opinión esta primera parte del disco es la mañana soleada, a pesar del ajetreo nos movemos con cierta certeza acompañados de la luz. A medida que termina la canción se escuchan gritos esporádicos, tal vez se intuye lo que está por venir. I es un interludio bienvenido, la melodía de guitarra es sumamente nostálgica y no miento al decir que es uno de mis momentos favoritos de todo el disco.

Giulietta Guicciardi, una voz incorpórea nos habla en francés, al ser la pieza más larga de todo el disco también es una de las mejor estructuradas, en los primeros minutos hay ciertos silencios que crean tensión, como si se acercara una tormenta, pero resulta ser una falsa alarma, la bella melodía de guitarra se va desarrollando, el ritmo sonoro crece, el crescendo llega a un abrupto fin a la mitad de la canción, Giulietta nos hipnotiza con su diálogo de amor y el tempo empieza a acelerarse de nuevo para llegar a un clímax digno de una pequeña muerte, sin duda uno de los puntos altos de todo el disco, al final se oyen campanas, un ritual, un llamado a congregarse, o tal vez una advertencia para alejarnos. 

Mátalos a Todos hace su aparición y ya es demasiado tarde para escapar, esta canción es frenética, es violenta, es implacablemente agresiva y al mismo tiempo sumamente estimulante. Para este punto ya las nubes se han asentado sobre nuestras cabezas, a la mitad de la canción sentimos las primeras gotas rebotando, se avecinan truenos, pero el sonido nos paraliza y nos estalla en la cara. Esta segunda parte del disco es oscura, es amenazante, 3:00 AM da inicio con una oración, otro elemento que remite a rituales, primero los cantos chamánicos y luego las campanas. En mi mente Niño Koi nos está proponiendo estructura, un tempo controlado de nuestra rutina mientras escuchamos el disco para dejar lo que estamos haciendo y realmente concentrarnos, sin duda una escuchada superficial dejaría de lado estos elementos cohesionadores.

El segundo interludio es el hermano siamés del primero, son como las dos caras de una misma moneda, pero mientras que el primero se desvanecía y terminaba en silencio, el segundo se ahoga en una estática abrasadora.

Los dos últimos temas cierran con sello de  parafina el viaje por el que nos han llevado los miembros de la banda, El Sueño de la Razón es una de mis canciones favoritas de todo el disco, el título probablemente remite a la  obra clásico de Goya y para efectos de sinergia artística podemos utilizar dicha pintura para interpretar la canción (pero no es mi objetivo hacerlo yo por usted, le queda de tarea). Pequeña Paris, llegamos a nuestra casa, nuestra ropa está empapada y casi morimos en la rayería. Nuestra pequeña Paris para nuestra pequeña muerte.



Niño Koi en vivo demuestran una sinergia, un entendimiento mutuo que une la instrumentación de una manera tan fuerte que, incluso en los momentos más frenéticos, ninguno de los miembros se pierde o se dispersa en el mar de sonidos. No he visto a la banda en vivo tantas veces como quisiera, pero en la noche de presentación del disco algo especial sucedió, se sentía en la atmósfera, sin duda estábamos presenciando una bestia completamente diferente, con dientes afilados, garras ensangrentadas, máscaras anónimas y sacos fúnebres. El ritual en su máxima expresión.

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La Pequeña Muerte se puede escuchar y descargar gratuítamente aqui http://ninokoi.bandcamp.com/

5/24/12

Greg Haines - Digressions


Han pasado un par de horas, la conversación galopa de un extremo al otro, los temas parecen fluir sutilmente y pareciera que todo está por decirse, una idea conlleva a otra y cuando menos nos damos cuenta, estamos hablando de algo totalmente distinto a lo que dio origen a nuestras palabras. Salirse de la tangente, desviarse, intercalarse imperceptiblemente entre motivos, opiniones y puntos de vista. Las digresiones nos permiten salir del hilo del discurso y proponer algo diferente. 

En el nicho de la música clásica contemporánea, el dictar un cambio de tema intencionalmente ha sido una constante durante los últimos años, cada vez y con más dinamismo, jóvenes compositores absorben las reglas, preceptos y pautas de composición tradicional para después modificarlas, imprimirles un sello distintivo y acercarlas a movimientos musicales de carácter más contemporáneo. Desde la mezcla con la electrónica, el post rock y la música ambiental, es posible detectar los patrones que se están conformando dentro de esta corriente.  

Greg Haines se inserta dentro de esta dinámica de manera sorpresiva con su nuevo disco. Este compositor de origen inglés y actualmente radicado en Berlín se ha encarrilado decididamente en la vía de (re)composición electrónica, la fuente de su sonido como veremos más adelante es bastante peculiar, pero el factor más notable y el que hace que este sea un disco verdaderamente brillante radica en el trabajo post-grabación, es decir, en el procesamiento, mezcla, masterización y conceptualización del sonido. 

Digressions nace como un trabajo comisionado por The Theale Green Community School Chamber Orchestra, el objetivo era que Haines hablara y trabajara con los estudiantes; durante un periodo de tres meses se fue conformando lo que sería la base sonora del disco, lo cual deja una interrogante en particular, estos eran estudiantes, evidentemente no profesionales, por lo que muchas de las secciones no terminaron realmente a tono, sin embargo el mismo Haines confirmó que trabajar con estas secciones “imperfectas” constituyó un desafío y terminó siendo uno de los elementos más divertidos del proceso de grabación

Musicalmente Digressions se estructura bajo los conceptos de tensión y liberación, me parece que la palabra adecuada aquí es restricción, el sentido de moderación que muestra Haines es inigualable. El sonido es elusivo y distante, y al mismo tiempo distintivo y sólido. En ocasiones me encontré conteniendo la respiración esperando que la composición llegara a su clímax, y a pesar de la majestuosidad en la que se maneja el disco, nunca llega a ser dramático ni sobre saturado, los arreglos son tan sutiles que pareciera que llegan a un punto de tensión por pura casualidad, de la misma manera en que las digresiones se manifiestan imperceptiblemente, el tono pasa de contemplativo a reluciente de forma natural; y eso no es para nada fácil. 

La manera en que el compositor logra procesar el factor electrónico como un instrumento más dentro de la unidad, en lugar de crear una clara distinción entre los instrumentos de la orquesta y el sonido de computadora es laudable. Artistas como Jacaszek son maestros en el ámbito electroacústico, pero siempre crean esa línea clara entre lo orgánico y lo sintético, Haines al contrario logra mimetizar ambos elementos, haciendo que todo se escuche distintivo pero al mismo tiempo relacionado como parte de un todo. 

El disco está lleno de momentos brillantes, "Ernetti" da inicio al trayecto introduciendo un ambiente lúgubre y espacioso, un sonido de órgano se escucha enterrado bajo las capas de electrónica procesada (me recuerda en parte a Tim Hecker en su último disco). No obstante esta introducción no da ninguna pista de lo que se aproxima, es con “Caden Cotard” que el fantasma muestra su cara, se pone en evidencia el rol que tiene el piano como componente cohesivo en todo el disco, y también se observa como diferentes elementos se sumergen a sí mismos para luego reaparecer en partes críticas del disco sin que su ausencia fuera evidente; el crescendo en esta segunda pieza es colosal y un ejemplo claro de lo que mencionaba antes sobre la sutileza con que se maneja la composición. En “183 Times” vemos al violín tomando el rol principal, su tono melancólico es obra de Iden Reinhart, uno de los tantos invitados en el disco. “Azure” y “Nueblo Pueblo“ son las canciones más largas del disco y funcionan como conclusión, la primera con una base rítmica a base de piano bastante dinámica, y la segunda como el escenario donde el polvo se asienta, la tormenta se aleja en el horizonte y la calma se vuelve reinante. 

El arte del disco es un ejemplo de diseño gráfico por excelencia, es evocativa y muestra una interpretación bastante interesante de la música, el carácter fantasmal, los objetos difuminados y superpuestos unos sobre los otros como capas de una entidad incorpórea, el tono azulado del círculo remite a la canción “Azure” mientras que la caja da un sentido de peso y solidez y la piedra brinda el aspecto orgánico al mismo tiempo que los objetos de vidrio remiten a la idea de pureza y transparencia. Pocas portadas han atrapado mi atención de una manera tan directa como esta, sería bueno que más artistas se preocuparan por incluir el arte del disco como parte esencial de la composición, permitiendo que el concepto se traslape entre los diversos niveles que constituye un disco. (Más información del fotógrafo aquí

Para concluir y evitar caer en más digresiones, Haines ha creado uno de los mejores discos de música clásica contemporánea/ambiental/minimalista, + cualquier etiqueta adicional que se le quiera agregar, del 2012. No es sorpresa que algunos del nombres detrás de la producción de este disco sean también grandes exponentes de este nicho como Dustin O'Halloran, Peter Broderick y Nils Frahm. En estos tiempos de acceso casi ilimitado a la mayoría de música que se lanza comercialmente, el reproducir un disco repetidas veces se vuelve algo anómalo, pero cuando suceda es porque realmente lo merece, en el caso de Digressions ese “replay value” es sumamente gratificante.